El huerto. La siembra:
Para que una semilla se convierta en una planta necesita hidratarse, es decir requiere la humedad que le proporciona la tierra para poder desarrollar. Como cualquier especie viva, dependerá de sus características el tratamiento que deba dársele para obtener de ellas el mejor resultado. Algunas semillas grandes agradecerán que se las ponga en remojo veinticuatro horas antes de sembrarlas y otras muy chiquitas requerirán que las cubramos con una fina capa de arena para favorecer su germinación (apio, zanahoria). En términos generales podemos decir que una planta necesitará entre 1 y 20 días para realizar este proceso, teniendo siempre en cuenta su carga genética y la temperatura a que es sometida.
Si ésta es inferior a la que necesitan, las semillas no germinan y cuanto más nos alejemos de valores óptimos más se retrasará la salida de las plantas. Así por ejemplo mientras la sandía, el pepino y los alcauciles estarán «cómodos» con más de 30°, la espinaca y el perejil necesitarán entre 15 y 20° para germinar a gusto. El tomate, el apio, la lechuga y el rabanito demandarán una temperatura media entre 20 y 25°, mientras que acelga, cebolla, escarola y zanahoria lo harán mejor con 25 a 30° C.
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