Elementos de fijación.
Los elementos de fijación, conocidos abreviadamente por fijaciones, son accesorios indispensables para la unión entre las partes constitutivas de un mueble u otra clase de construcción (básicamente de madera, pero también de otros materiales) que no deban quedar definitivamente montadas, sino que, llegado el caso, permitan desarmarlas y transportarlas. Actualmente ha surgido gran cantidad de accesorios, de los cuales, si bien especialmente concebidos para la fabricación industrial, conviene que esté enterado el bricolador, ya que contribuirán
a facilitarle sus trabajos.
Las uniones de los distintos elementos que constituyen un mueble o armazón pueden considerarse desde dos puntos de vista: definitivas, es decir, resueltas de tal forma que casi es necesario destruir la obra para desmontarla; o bien desmontables, o sea conseguidas de modo que toda la estructura pueda desarmarse y volverse a montar, habiéndose podido transportar en menor volumen y de manera más cómoda los elementos que integran todo el conjunto.
Las uniones definitivas son básicamente por encolados, que consolidan los encajes y ensambles labrados. En algunos casos pueden das por aquel elemento. En caso de construcciones sometidas a posible oxidación se evitan los tirafondos de acero, sustituyéndolos por otros de cobre o bien de acero tratado especialmente.
Hoy en dia, los tirafondos destinados a fijación eventual se apartan ligeramente de los tradicionales, ya que son menos cónicos, cuando no totalmente cilindricos, y su rosca es más helicoidal y de espiras más agudas para facilitar el autorroscado en las fibras de la madera. Es aconsejable hincarlos tras un taladrado previo, ya que asi las espiras se abren camino en el interior del taladro y no se corre el riesgo de que roscar la hembra suele intercalarse una arandela que reparte la compresión más uniformemente.
Los tornillos que primero se utilizaron sólo podían ser atornillados desde fuera y quedaban vistos tanto la cabeza como la hembra. Un gran avance, en beneficio de una unión invisible aparentemente, fue el empleo de tornillos de cabeza romana o de cabeza de muerto, mediante los cuales la acción de roscado la efectúa la cabeza en lugar de actuar sobre la hembra. Tal acción es así porque en la cabeza existen cuatro perforaciones normales al eje de giro dispuestas en cruz y en cuyos agujeros se puede introducir un botador para imprimir un cuarto de vuelta reiterado. Ello permitió no sólo empotrar la hembra y que quedase completamente escondida, sino también todo el resto del tornillo en una parte interior del elemento que se tenia que unir. Esta evolución del tornillo puede seguirse fácilmente estudiando la manera como se unieron los travesanos de cama a los cabezales y pies de la misma. Asimismo puede observarse en armarios desmontables de finales del siglo anterior y de primeros del actual.
Tanto para la incorporación de un tornillo de cabeza romana como para algún otro tipo de fijación más rebuscada y de la que ya no es posible hoy hallar continuidad fue necesario proceder a unos encajes y labrados para conseguir que, gracias a su empotrado, quedase disimulado el sistema de unión. Este labrado exigía una pericia y oficio que, incluso en tiempos pasados, resultaban caros tanto por la mano de obra
cualificada como por el tiempo que se requería.
No es de extrañar, pues, que se procurase eliminar tales inconvenientes buscando formas más rápidas de unión entre piezas sin necesidad de labrados.
El primer paso en este camino fueron los denominados tornillos hamburgueses, en que se utilizaba el principio del tornillo de cabeza romana, pero en los cuales los dos elementos principales de apretado, en lugar de ser empotrados, eran solidarios de unas piezas metálicas, las cuales se fijaban mediante tirafondos a cada una de las piezas que tenian que unirse. En el curso de estas páginas se exponen varias representaciones de los últimos ejemplos de este tipo de fijaciones, resueltas por superposición y atornillado. Son fijaciones que debe tener muy en cuenta el bricolador que desea ser expedito o que carece de máquinas para efectuar taladrados meticulosos, como se requiere para empotrar otra clase de fijaciones.
Otro camino para simplificar la colocación de fijaciones empotradas fue la supresión de cajeados rectangulares, que deben realizarse manualmente con escoplo y formón (o industrialmente con fresas de cadena u otras máquinas especiales). Esta simplificación estriba esencialmente en piezas redondas cuyo empotramiento e inserción requieren la acción de brocas o fresas accionadas por una simple taladradora.
Basta hacer tres taladros, uno en una pieza y dos de diferente grosor en la otra pieza, para lograr fácilmente el empotramiento de los elementos, que consiguen una fijación estable, pero de quita y pon, entre diferentes partes de un mueble o construcción. Buena parte de las fijaciones expuestas corresponden a este sistema. Algunas de ellas utilizan aún el de cabeza romana y otras consolidan la unión por medio de una excéntrica.
Esta clase de fijaciones, muy robustas y de fácil colocación si se dispone de una máquina universal y de unas cuantas brocas o fresas idóneas, merece ser tenida muy en cuenta por el bricolador que quiera proceder al montaje de muebles, tanto si se trata de madera maciza como de tableros alistonados o aglomerados.
Finalmente citaremos otro sistema de unión muy divulgado recientemente, consistente en la aplicación de los tornillos Alien con unas roscas especiales que se atornillan a su vez en uno de los elementos a ensamblar. Las principales variedades están expuestas en estas fotos, junto con otras deaplicación del tornillo simple con hembras ciegas (es decir, que esconden en el seno de su cabeza el tornillo, proporcionando un acabado más perfecto).
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