1. Se pule o lija cuidadosamente la superficie exterior de los tubos y la interior del manguito para que la soldadura tenga más agarre.
2. Se extiende el flux (con poco mordiente) en las superficies que entrarán en contacto mediante un pincel o una pequeña espátula limpia.
3. Se alojan los tubos a fondo en el accesorio de empalme y se enjuga el flux sobrante con un trapo. De ello depende el buen resultado.
4. Se calienta la superficie del accesorio con la llama del soplete. Esto solamente se hace si los extremos del accesorio están muy próximos.
5. Se concentra luego la parte más caliente de la llama (zona azul en el caso de un soplete) sobre las juntas de soldadura.
6. Se aparta la llama al empezar a fundirse la soldadura, se pivota el accesorio sobre el tubo y se calienta hasta que aparezca el anillo de estaño.
7. Si el anillo no resulta uniforme se vuelve a calentar el extremo del accesorio después de haber envuelto el resto del mismo con un trapo húmedo.
8. Se calienta el conjunto del accesorio y se marca una referencia para poder detectar cualquier eventual movimiento del tubo.
9. Cuando el metal se ha calentado y ha provocado la fusión de la soldadura se aparta la llama y se apoya el hilo de soldadura en los bordes del accesorio.
10. Se consolida la unión con puntos de soldadura cerca del borde del accesorio. Si lleva soldadura incorporada se hará al aparecer el estaño por el borde.
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Instalación de un grifo en el exterior.
Cuando se tiene un jardín resulta prácticamente indispensable tener un grifo en el exterior. Se puede realizar una canalización que llegue hasta un punto central del jardín, sobre todo si éste tiene una superficie de cierta importancia. Frecuentemente se tendrá que hacer una derivación a partir del circuito doméstico interior y colocar un grifo en algún muro u otro punto del exterior. En ciertos sistemas con baja presión el agua no está sometida a la presión necesaria para permitir su empleo en mangueras y dispositivos de riego. Será necesario informarse pues, sobre las capacidades y características de la instalación de agua que se posee.
Se puede recurrir a un albañil para efectuar la perforación de un muro. Pero este trabajo no es precisamente muy complicado y puede realizarlo uno mismo si se dispone de los utensilios necesarios.
1. Se instala el grifo encima de un desagüe para que las aguas que se viertan puedan ser fácilmente evacuadas. A veces es más fácil hacer pasar la canalización
de agua por el interior que por exterior. De esta manera se evita tener que aislar las tuberías, siempre y cuando se puedan disimular las cañerías de manera satisfactoria y no haya nada que pueda entorpecer su recorrido, como podrían ser unos muebles de obra en la cocina. Se empleará tubería del mismo diámetro para todo el recorrido.
2. Se corta la entrada de agua. Si la instalación de que se dispone es de baja presión y no se consigue localizar el cierre de paso, se fija el flotador del depósito
de agua fría mediante un listón colocado a través de la cuba. Si se trata de una instalación de presión alta conviene informarse a través de las autoridades competentes respecto a la manera de cortar el agua.
3. Una vez se ha cerrado el paso del agua, se toma una derivación de la conducción de agua fría a partir del lugar en que se quiere establecer la nueva canalización. Se empleará una T de soldadura por capilaridad cuando el uso del soplete no represente ningún peligro. En caso contrario se empleará una T de empalme a compresión. Se instala un grifo de paso en el arranque de la derivación.
Los tubos de acero inoxidable.
No es frecuente realizar una instalación de fontanería con tubos de acero inoxidable, ya que este material es bastante caro. Lo más normal es que este material se utilice conjuntamente con el cobre.
El tubo de acero inoxidable existe en varios tamaños estándar que corresponden a los de la tubería doméstica y se corta, se prepara y se empalma igual que el tubo de cobre.
Sin embargo, hay que señalar una gran diferencia: para la realización de empalmes por capilaridad es preciso emplear un flux especial a base de ácido fosfórico, que es el único capaz de contrarrestar los óxidos muy corrosivos que se forman sobre el acero inoxidable. Estos fundentes o flux se venden en forma de pasta y se aplican con un pincel o espátula que estén muy limpios. Solamente actúan cuando se elevan a una temperatura muy alta y sólo atacan el acero inoxidable cuando éste se halla frío. Se calienta el accesorio en lugar del tubo, ya que el acero inoxidable es muy mal conductor del calor.
Abocardado
Se pueden empalmar dos tubos de la misma manera que los manguitos postizos si se logra hacer un ensanchamiento o abocardado en el extremo de uno de ellos que permita introducir el otro tubo en su seno de manera cabal. Después de esta operación se pueden soldar los dos tubos por capilaridad. Esto se puede realizar con tubos de 16 mm como mínimo y de 28 mm como máximo. Con el abocardado se logran empalmes muy limpios por un precio muy barato y en un tiempo relativamente corto. Además del material necesario para una soldadura blanda se tendrá que disponer de una barreta para abocardar, cuyo diámetro deberá corresponder al de los tubos, y un martillo. También puede utilizarse un abocardador de percusión en lugar del de ensanche diametral.
Conviene seguir siempre las instrucciones del fabricante para la utilización de estos utensilios.
En el caso de que no se haya practicado anteriormente esta operación es aconsejable realizar antes un aprendizaje con tubos de deshecho. Es indispensable algo de veteranía en este trabajo para no ensanchar demasiado el conducto que recibe al otro (el diámetro interno del que cubre debe ser exactamente igual que el exterior del cubierto). Hay que evitar también que el que se abocarda ceda al hundir la barreta mediante percusión. Una manera de evitar que esto suceda consiste en recocer el extremo del tubo antes de practicar el abocardado. Algunas fendas ligeras en la superficie no ofrecerán problema siempre y cuando no se quiera eliminar la soldadura que asome a través de ellas. Las superficies a soldar se untan con fundente y se enmangan los dos tubos (no tiene que haber juego entre ellos) y se enjuga el flux sobrante.
Se calienta la parte abocardada hasta que el flux empiece a evaporizarse y el hilo de soldadura funda en contacto con el material. A continuación se procede como si se tratase de soldar un manguito postizo por capilaridad. Se deja que se enfríe antes de comprobar la solidez de la unión y eliminar los residuos corrosivos del fundente siempre que se haya utilizado uno con base acida.
Realización de una soldadura por capilaridad
Se empieza acondicionando los extremos de los elementos que hay que empalmar tal como se haria para un empalme con racor por compresión. Se pasa por la superficie lana de acero o tela esmeril, tanto en el exterior de la tubería como en el interior del manguito. Luego se desengrasa con disolvente o con aguarrás para asegurar una buena adherencia.
Se untan con flux las superficies que se desea empalmar. Se introducen los tubos dentro del accesorio hasta que hagan tope y se limpia el sobrante de fundente.
Si se utiliza un manguito con soldadura incorporada bastará calentar uniformemente todo el contorno hasta que aparezca una corona de estaño por encima del borde. Se intenta hacer girar el o los conductos manteniendo siempre la llama sobre el manguito. Esto favorece la penetración por capilaridad, aunque, normalmente, si hay un buen encaje entre los elementos, los tubos no deberían poder moverse. Se evitará un recalentamiento, ya que podría neutralizar la acción del flux y ennegrecer o incluso perjudicar la soldadura.
Si, por el contrario, se emplea manguito sin soldadura incorporada, se calienta el accesorio hasta que alcance una temperatura capaz de fundir la soldadura cuando se aproxime a los bordes o bien a los agujeros previstos en el manguito. La soldadura se extiende por sí misma en el interior del empalme. En este caso el estaño funde no por el calor de la llama sino por la acción del que le comunica el accesorio. Si funde mal quiere decir que éste no ha sido calentado suficientemente y que hay que continuar calentándolo. Cuando el manguito está saturado de soldadura no hay inconveniente en pasar otro anillo de soldadura aplicando el hilo en los bordes para asegurar una buena unión. Se hará lo mismo con los manguitos con soldadura incorporada.
Debe evitarse tocar los empalmes realizados mientras se enfrian, ya que ello podría comprometer la solidez de la junta si se mueven los tubos en el interior de los manguitos cuando la soldadura empieza a endurecer. Es aconsejable marcar una referencia en los conductos después de haberlos introducido a fondo en el manguito con el fin de detectar más fácilmente cualquier eventual retracción de los elementos.
Si un tubo se afloja mientras se está procediendo a la soldadura de un conjunto, se vuelve a introducir rápidamente en su alojamiento. Cuando la soldadura haya endurecido se limpia concienzudamente el sobrante para eliminar los residuos corrosivos del flux.
Es preferible soldar todos los extremos o terminales de un manguito múltiple al mismo tiempo, pero siempre a condición de que los extremos de las tuberías se hallen muy próximas. En el caso que una de ellas presente algún problema de unión o se tenga que calentar con más intensidad que las demás (o rehacerla más tarde) se envuelve el resto del manguito con un trapo húmedo, de manera que no se recaliente dando lugar a que las soldaduras existentes y sólidas se fundan. Si la soldadura que está fundiendo se difunde con dificultad en el interior del manguito es preciso volver a empezar.
Si se han utilizado accesorios con soldadura incorporada será conveniente asegurarse de que la corona de la soldadura se ha formado correctamente, ya que de lo contrario la junta resultará ineficaz.
Soldadura por capilaridad
La colocación de manguitos o racores por capilaridad requiere un poco más de trabajo que los logrados a base de compresión, pero son, en cambio, mucho más baratos y de un acabado mucho más presentable. Su solidez es considerable y resulta fácil colocarlos en los lugares de difícil acceso.
Normalmente el empalme por soldadura está previsto para una unión definitiva. Sin embargo, una soldadura por capilaridad puede deshacerse e incluso volver a utilizar todos sus elementos. Ahora bien, si se desea que la instalación de fontanería sea fácilmente desmontable, será mucho mejor realizarla con racores de compresión.
El principio del manguito de soldadura por capilaridad es el siguiente: cuando se ha fundido el metal de aporte (es decir, la soldadura blanda) se extiende por capilaridad en el espacio muy estrecho que existe entre el tubo y el accesorio o manguito para formar, una vez ha endurecido, una junta perfectamente estanca.
Los manguitos con soldadura incorporada suelen tener unos aros o toros cuyos senos interiores contienen soldadura. En cambio, los manguitos que hay que soldar requieren un aporte de soldadura (en forma de hilo grueso o de pasta) que se aplica en los bordes del accesorio o en pequeños orificios previstos al efecto. La diferencia entre estos tres tipos de manguito es mínima, todos ellos son baratos y existe una gran variedad de formas: ángulos rectos, tes, empalmes y ramificaciones diversas. Los acodamien-tos de diversa abertura pueden reemplazar ventajosamente el curvado.
Precauciones en el uso
Se debe evitar en lo posible trabajar en lugares cerrados y de difícil acceso. Solamente con ello se simplificará enormemente el trabajo. Por lo tanto, si las piezas que hay que empalmar son des montables, o si aún no han sido colocadas en su sitio, se fijarán firmemente en un tornillo de banco o en una mesa. Si se prefiere fijar el soplete en lugar de los elementos de tubo será preciso usar guantes especiales para no quemarse mientras se sujetan los tubos. No hay que olvidar que el cobre es un excelente conductor del calor y por lo tanto conviene que estos guantes tengan mucha resistencia al mismo. Los guantes de caucho o de resinas sintéticas, por ejemplo, no son adecuados, ya que se reblandecerían y fundirían adhiriéndose a la piel, ocasionando graves quemaduras. Los guantes protegerán asimismo de la llama, que no siempre es visible en toda su longitud.
No se debe dirigir nunca la llama hacia sí y, a menos que el soplete de que se disponga esté equipado con un dispositivo de protección especial que resbale o se pueda situar tras la llama, se aislarán los materiales inflamables con una placa de amianto, un trozo de fibrocemento o una baldosa cerámica, evitando asi un riesgo de incendio. Finalmente, se graduará la llama de manera que se con centre todo lo posible.
He aquí cómo hay que proceder: Se empieza calentando progresivamente y de manera uniforme el lugar donde deberá realizarse el empalme (o la parte de tubo que hay que curvar) de modo que toda la superficie se caliente con el extremo de la llama; luego se acerca ésta al sitio preciso que hay que soldar o curvar. Se continúa calentando hasta que el metal alcance la temperatura de fusión de la soldadura (o hasta que empiece a enrojecer).
Soldadura blanda con soplete.
El curvado de tubos de cobre y su empalmado mediante racores soldados por capilaridad constituyen dos aspectos importantes de la fontanería. Sin embargo, debido al hecho de que ambas acciones requieren la utilización de un soplete, estas técnicas de acodado y de soldadura han sido esquivadas por el bricolador en beneficio de otros sistemas quizá más simples pero mucho más costosos y menos eficaces.
El empleo de un soplete no presenta, sin embargo, muchas dificultades, tanto si se destina a trabajos de fontanería como a cualquier otra aplicación decorativa que el bricolador tenga que realizar. Lo que en realidad causa cierta impresión es que se trata de un instrumento peligroso, que requiere, evidentemente, unas precauciones en su uso. Señalemos desde ahora que un soplete debe quedar guardado en un lugar aireado y perfectamente estable.
Los diferentes tipos de sopletes.
Existe una gran variedad de sopletes, desde los modelos más sofisticados, reservados al uso de profesionales, hasta las simples lamparillas de soldar, para trabajos corrientes de bricolaje. Éste es el caso de las lamparillas alimentadas con butano, que son de fácil manejo y baratas. Un conjunto de boquillas intercambiables con llamas de diferente poder, multiplica la gama de los trabajos realizables con estos sopletes.
Indispensable como instrumento para soldar, el soplete sirve igualmente para recocer las tuberías de cobre crudo a fin de hacerlas más manejables.
Se puede curvar un tubo de cobre crudo sin haberlo calentado previa mente, pero hacerlo en caliente facilita enormemente el trabajo. La técnica es sencilla: se calienta progresivamente la parte de tubo que hay que acodar hasta que empiece a adquirir un tono rojizo; a continuación se sumerge dentro de agua para que se enfríe rápidamente. Si no hay manera de desplazar el conducto hacia un depósito se vierte agua directamente sobre el tubo. En el comercio se encontrará tubería recocida, pero es mucho más cara que la cruda. Es, por lo
tanto, un gasto que no tiene justificación, ya que el recocido de la tubería no presenta ninguna dificultad.
Muchas veces pensamos que el cobre está limpio pero el estaño no adhiere. Hace como lagunas donde no hay forma de que pegue. No insista con el calor. Con esto solo se logra que el material se cubra co una pátina o película oscura o brilante donde el estaño resbalará. Lo mejor es lijar bien esa zona o pasar la viruta otra vez. Luego purificar el metal con fundente y calentar lo necesario. El punto justo de calor está cuando la varilla estaño, frotada contra el cobre, comienza a pintarlo.
1E1 primer paso es proceder a cortar el caño: como ya hemos explicado lo haremos girando el cortacaños a la vez que apretamos la tuerca ligeramente para que la cuchilla vaya penetrando en el cobre.
2Con la parte delantera del cor-tacaños procederemos a eliminar las rebabas producidas por el corte.
3A continuación, al extremo donde se va a soldar, le, aplicaremos fuertemente el estropajo de aluminio o viruta hasta quedar éste totalmente limpio y brillante.
4Ahora aplicaremos un fundente que nos servirá para que oxigene la soldadura y el estaño que apliquemos se reparta uniformemente. Introduciremos el caño en la pieza que se vaya a soldar, que igualmente habremos limpiado.
5Aunque difícil de encontrar, para unión de caños existen unas piezas que en su interior llevan incluido el estaño. Solo tendré-
Consejos
Muchas veces pensamos que el cobre está limpio pero el estaño no adhiere. Hace como lagunas donde no hay forma de que pegue. No insista con el calor. Con esto solo se logra que el material se cubra co una pátina o película oscura o brilante donde el estaño resbalará. Lo mejor es lijar bien esa zona o pasar la viruta otra vez. Luego purificar el metal con fundente y calentar lo necesario. El punto justo de calor está cuando la varilla estaño, frotada contra el cobre, comienza a pintarlo.
mos que calentar por debajo de la unión, hasta que aparezca un anillo de soldadura.
6El método de soldadura que emplearemos usualmente, que es más barato, es el siguiente: tras limpiar y aplicar el fundente, calentaremos el caño durante unos segundos. Cuando veamos que empieza a hervir el fundente acercaremos el estaño, colocándolo justo en la unión, éste se derretirá y esparcirá a lo largo de la junta.
Tenemos que tener especial pulso para no aplicar demasiado estaño, pues el sobrante empezaría a salir por la parte inferior.
7Una vez que el caño esté frío lo limpiaremos con estropajo de aluminio o viruta.
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