Y un vestidor en la cara opuesta
• Esta pared comunicaba el vestíbulo con la sala de estar por medio de una puerta de doble hoja. Como la estancia tenía una salida adicional al pasillo, decidimos cerrarla para ampliar el espacio de la entrada con un vestidor,
al tiempo que la salita ganaba intimidad y metros para libros y para colocar el sofá junto a la estantería. • La obra fue sencilla: colocamos una plancha de aglomerado al ras del quicio de la puerta y cubrimos el lado del hall
con papel pintado. Gracias al contrapeso de la estantería, la pared soporta bien el peso de la ropa, aunque para mayor seguridad se puede sustituir el aglomerado por yeso laminado, con sistema de perfiles metálicos.
• Por el otro lado de la pared y como una prolongación hacia el frente del quicio de la puerta, se realizó esta estantería, que tiene una ventaja sobre otras de dimensiones similares: como está encastrada en el tabique, su profundidad es la mínima requerida para colocar los libros y no tiene peligro de vencerse.
• Está compuesta por un armazón de madera de pino que discurre a lo largo del marco de la puerta, y de una pieza central de contrachapado que va atornillada a la
pared trasera. El armazón se fija con clavos sin cabeza y la trasera puede fabricarse con planchas de aglomerado o con yeso laminado.
• Para evitar la aparición de grietas, es importante cubrir los huecos con bandas de celulosa o de fibra de vidrio y después taparlas con masilla.
• Las baldas se fijan por medio de topes al marco de la puerta y a la pieza divisoria, y el conjunto se puede pintar en el mismo tono que la pared, pero recuerda lijarlo e imprimarlo antes.
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