Miércoles, julio 24th, 2013 | Author:

Iluminando el ambiente

BUSCANDO LA LUZ:
El decorador Carlos Aixelá reformó este piso de noventa metros cuadrados, poco convencional y con grandes atractivos.

Sarria es uno de los barrios con más sabor de Barcelona. Aún no hace muchos años, era un pequeño pueblo cercano a la ciudad, donde algunas familias se trasladaban a pasar los meses estivales. Si bien hoy está totalmente integrado a la urbe, sus estrechas calles conservan el deje de su anterior identidad, y en ellas todavía se pueden encontrar casas construidas a principios de siglo, de arquitectura sencilla, casi rural, o antiguas torres residenciales, pero que son muy atractivas y singulares, totalmente diferentes a las construidas en la actualidad bajo un criterio más racional.
El piso de este reportaje respondía a estas características y a los deseos de sus propietarios, que querían huir de una vivienda convencional. Si bien para tomar la decisión de alquilarlo, necesitaron el apoyo profesional de Aixelá, pues el aspecto del piso en sus primeras visitas era descorazonador. Al decorador no le asustan las plantas que presentan dificultades, pues piensa que tras su reforma se obtienen resultados estéticamente lúdicos.
La vivienda tiene una superficie de 90 m2 habitables, y los atractivos de un pequeño jardín interior, una galería, altos techos en bovedilla con vigas de madera vista, y la carpintería original de la época de su edificación.
Pero en contrapartida, también presentaba formas constructivas que debían ser mejoradas y actualizadas. Como es la de que algunas dependencias de la casa, e incluso el salón, estuvieran faltos de luz natural, quedando además este último poco abierto a la galería y al jardín. Y también varios detalles de la distribución, ordenada en torno al pasillo, que a su vez cumple la función de distribuidor y recibidor, aparte de ser un es pació oscuro y con poca perspectiva.
En la distribución, la variación más importante se realizó en el acceso al cuarto de baño. Antes de la obra, su puerta abría al pasillo, y para llegar hasta él era inevitable el recorrido de todo el pasadizo. Para solucionarlo se cambió el emplazamiento de la puerta, que ahora abre a un pequeño distribuidor, conseguido con el cambio de unos tabiques, con lo cual se logra una circulación más independiente. Además, los nuevos tabiques son de cristal, y así el final del pasillo se transforma, pasa de ser un punto ciego a un lugar donde se filtra la luz, y puede verse parte del dormitorio en transparencia.
El otro extremo del pasillo finaliza en el salón, que es de forma rectangular, y en una de sus esquinas está emplazada la chimenea, pieza original de la casa, de estilo modernista.
En el estar se abrieron tres aberturas para permitir el paso de la luz. Dos de ellas están situadas en la pared de la fachada, enmarcando la halconera que lo comunica con la galería, para integrar más los dos ambientes. Estas aberturas están protegidas en su parte posterior por un cristal y se utilizan como hornacinas. Son de forma irregular, su parte superior acaba en una línea oblicua, siguiendo una inclinación de 45°.
La tercera abertura se encuentra en el tabique de separación entre un dormitorio y el estar. Su forma es de media circunferencia, estéticamente rompe los planos rectilíneos de la pared y funcionalmente ilumina el dormitorio interior. Existe otra ventana de características similares a la anterior, entre la cocina y otra habitación interior, pero de forma circular.

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