Madera de testa
Si se tiene que cepillar el extremo de un madero, se recortará de manera que tenga unos 6 mm más de longitud. Se fija la pieza verticalmente y se coloca un calce en el canto. Se cepillan a la vez madero y calce o pieza mártir para evitar que se astille la madera.
Existe otro sistema: achaflanar las cuatro aristas, cepillando a continuación de un extremo hasta el centro y luego, retornando la pieza, cepillar en sentido contrario desde el otro extremo.
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Después de haber efectuado cortes rectilíneos o curvados con una sierra, la acción más basta que se puede llevar a cabo consiste en el planeado o recortado ulterior por medio de una escofina. La acción de esta herramienta es particularmente eficaz en los bordes o sobre zonas de reducida extensión.
■ En zonas planas de mayor dimensión una intervención de regruesado debe realizarse con un abrasivo empleado con el soporte de un disco blando, incorporado como accesorio de la máquina universal.
■ El disco tiene que ser usado con mucho cuidado, ya que podría arrancar mucho material en función de la presión que se ejerza sobre dicho disco.
■ Conviene actuar durante un breve tiempo con el disco, pasando luego a otros medios más delicados que no puedan ocasionar deformaciones.
■ Pero antes de proceder al lijado es conveniente eliminar de la madera los restos de resina que pudieran quedar en ella. Emplear para ello un trapo empapado con esencia de trementina, ya que la presencia de resina compromete el lijado y encrasa rápidamente el abrasivo.
Necesitarás
• Decapante.
• Alcohol.
• Lanilla de acero.
• Cepillo de púas metálicas.
• Tinte azul al alcohol.
• Barniz incoloro.
• Pintura blanca mate.
• Cera.
Algunas sugerencias
El resultado final de una pieza blanqueada
dependerá de la madera utilizada y, en el caso de que la tifias, del color del unte que hayas elegido.
Antes de trabajar sobre la pieza definitiva, haz pruebas
en una zona oculta o en un
trozo de madera igual. Los tintes no quedan igual sobre una madera clara, como el pino, que en una oscura como el roble.
1Frota la madera con un trapo impregnado en pintura blanca mate. Insiste en varías pasadas para que la pintura penetre en la veta. Mueve el trapo en círculos y en dirección contraria a la veta.
2Pasados unos minutos, retira la pintura sobrante frotando primero con un trapo fuerte o arpillera. Si no se quita del todo, humedece un poco el trapo con aguarrás, e inténtalo de nuevo.
3Una vez seca la pintura, para terminar y darle un bonito lustre, frota de nuevo con un trapo limpio de algodón y cera incolora. Deja secar el tiempo suficiente y, por último, sácale brillo.
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